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Periódico digital del IES Itaba

Leer para creer

Leer para creer

Siempre he sido la típica chica a la que eso de leer, como que no, hasta que sucedió lo que sucedió.

Todo comienza el día que yo estaba en una tienda mirando la edición especial del grupo de música que me gusta. Entonces, me armé de valor y me acerqué a mi madre, abrí tanto los ojos, que creo que me salían estrellitas y todo, puse cara de la niña que nunca ha roto un plato (vamos, que sólo me faltaba la coronita de angelito) y le dije:

- Mamiiii, cómpraloooo, por faaaa, de regalo de Navidad.

- ¡Ja, ja! ¡Que te lo has creído! Para Navidad te compré un mp4 y todavía estamos en verano.

- Pero el mp4 es para escuchar música y qué mejor que la de los Jonas Brothers.

- ¡Pues te la descargas de Internet!

- ¿Pero qué clase de madre es la que le dice a su hija que se ponga a delinquir? ¡Ah, sí! ¡La mía! -.Aunque la verdad era un poco tarde para tener remordimientos, pues me paso casi todo el día descargando música y cuando me levanto de la silla parezco un zombi, con los ojos rojos de estar tanto tiempo mirando la pantalla del ordenador. Si mi madre se enterara...

- ¡Que no! ¡Y punto en boca! –.Un poco más y me deja sorda.

Jo, qué mujer ésta, cómo se pone, y yo, que no tengo dinero ni para comprarme un chicle, decidí ponerme a trabajar; pero claro, no podía irme a un Bershka como cualquier chica de mi edad, no, yo tenía que irme a una ¡biblioteca! Sí, esos sitios que cuando entras ves libros, miras a la derecha y ves libros, miras a la izquierda y hay más libros, y porque existe la fuerza de la gravedad, porque sino, mirarías arriba y verías muchos más libros ¡Dios! ¿En qué pensaba? Ah, en ganar dinero, pero para la birria que me pagaban…

Pues eso, al final me contrataron para ordenar los tochos de libros, limpiar y todo ese rollo.

Los días se me hacían eternos, además para lo poco que leo, cuando lo hago, un cómic cortito; pero no podía, porque si me entraba la risa la gente se molestaba ¡Delicados! Lo más guay era que los viernes venían un grupito llamado G.L.J.C (Grupo de Lectores Juveniles Consagrados) ¡Dios, lo que hace le aburrimiento! Hacían debates en el que un grupo estaba a favor de un personaje y lo defendían a muerte, y el otro, en contra y lo ponían verde, y después se ponían a discutir con tal pasión, que parecía que de eso iba a depender el país. ¡Una pérdida de tiempo!

Es lo que siempre he pensado, hasta el día que me alegré de trabajar en la biblioteca porque entró un rubio, con unos ojazos azules, y claro, yo tenía que ligar ¡Digo…hablar! con él, pues una de las cosa que más me caracterizan es que soy muy extrovertida, y otra, que no me sé callar y dije lo que dije:

- Hola, ¿buscas algún libro?

- Ya lo he encontrado, es éste de aquí.

- Yo lo he leído. Leer es mi hobby favorito-.Pero qué mentirosa puedo llegar a ser ¡Vaya!

- El mío también, por cierto, me llamo Christian ¿Tú eres…?

- Mª del Mar, pero tú me puedes llamar Mari.

Hasta aquí todo bien, un poco colorada, pero bien y claro, abrí mi hermosa bocaza.

- Aquí viene un grupo de chicos y hablan de lo que les ha parecido el libro que se han leído y hasta hacen debates.

- Suena bien. Un día podíamos quedar y hablar de este libro cuando termine de leerlo. Además necesito nuevos amigos, ya que me acabo de mudar y no conozco a nadie.

- Vale -dije con una vocecita mientras le miraba con cara de tonta y pestañeando mucho. Pero esa cara se me quitó de golpe cuando miré el libro que había cogido. Me puse mala ¿Cómo me lo iba a leer? Tenía tantas, tantas y tantas hojas, que a eso sólo se le podía llamar explotación forestal.

- Me parece bien, yo ahora me estoy leyendo este libro –dije con orgullo, pero como cogí el primero que pillé y sin mirar, porque yo solo observaba sus preciosos ojos, esto es lo que pasó:

-  ¡¿Winnie the Pooh?! –dije muy, pero que muy extrañada y avergonzada -¡Ah! Um… ¡Es broma! -¿Cuándo aprenderé a cerrar la boca? –Soy muy bromista –.Al menos le hice reír.

- Da gusto conocer gente a la que le guste leer.

- Ya, los hay que creen que por tener este hobby tienes que ser un aburrido a la fuerza. ¡Qué ilusos! –.Bien, me acaba de decir ilusa a mí misma y seguí diciendo sandeces.

- ¿Quién te introdujo en el mundo de la lectura? Yo un día me leí un libro por “caridad”, ya que me lo regaló mi madre y no le iba a hacer el feo de ni empezarlo –me explicó.

- ¿Quién es Caridad? ¿Tu novia? –dije con una sonrisa forzada, pero eso es lo que pasa cuando te hablan y piensas en otra cosa.

- ¿Perdón? –me miró con una cara que me di cuenta que la tal Caridad no era el nombre de una chica. ¡Vale! Metí la pata.

- ¡Otra broma! –reaccioné –. A mí siempre me ha gustado leer -¡Ja! Me río conmigo misma.

- Pues la semana que viene vengo y hablamos.

- Vale.

No sé si soy tonta o me lo hago, pero sino quería quedar mal, tenía que leerlo. Al principio lo hacía con desgana, pero mientras más capítulos leía, más me gustaba el libro, tanto, que un día fui capaz de leerme cuatro.

Aún no me creo que diga esto, pero me estoy leyendo una novela (yo, que siempre he sido más de verlas por televisión porque es más cómodo), que tiene una trama, que ni la de “Pasión de Gavilanes”. Mira, el protagonista es genial ¡Oh, my God! ¡Qué protagonista! Y la mala… ¡Oh! La mala es un bicho. Por cierto, me acabo de dar cuenta que hablo de los personajes de los libros como los chicos de G.L.J.C.

Ahora mis amigas me dicen que soy una “lectoadicta” (en vez de drogadicta, porque dicen que estoy enganchada a los libros, un juego de palabras según ellas) y que debería entrar en Proyecto Libro. Cuando les hablé de mi nuevo hobby no se lo creían. Por lo menos, no se rieron como se había reído mi ex profesora de lengua, o conocida también como Verrugona:

- ¡Ja, ja, ja! ¡Sí claro! ¡Y yo soy miss España! –me decía mientras su verruga se movía a la vez que se reía ¡Buag! ¡Qué repu! (Repu de repugnancia), pero al final me creyó.

- Lo que yo te decía, hay que leer para creer, pero tú no, tú decías “yo para qué voy a leer, para eso pongo la novela de Antena 3 y termino antes”.

Tenía razón, leer para creer, y tuve que tragarme mis palabras, antes era yo la que me reía de ella por animarme a leer y ahora es ella la que se ríe de mí porque le he tenido que dar la razón. Al fin y al cabo, no me importa, porque además de haber conseguido un nuevo hobby, por el que mi madre no me puede criticar, también me he hecho amiga (con derecho a roce) de un chico muy guapo llamado Christian y quedo con él para hablar de lo que hemos leído y me encanta.

1 comentario

1234 -

Pedazo de cuento, además de actriz vas a ser escritora. ¡Ya verás!